A SILVESTRE HAY QUE QUERERLO, CUIDARLO Y PROTEGERLO

A SILVESTRE HAY QUE QUERERLO, CUIDARLO Y PROTEGERLO

Por JESÚS VIDES

SILVESTRE DANGOND, máximo ídolo vallenato del momento, anunció su retiro de los escenarios hace unos días. Una noticia impactante y alarmante para la industria musical.

Yo como músico y compositor que soy, sé lo que realmente significa eso.

Silvestre ha llevado la música vallenata ‘A otro nivel’: su puesta en escena, su producción en tarima no tiene nada que envidiarle a los más exitosos artistas internacionales y, para llegar allá, su montaje y producción tanto discográfica como en el escenario se volvió gigantesca, muy grande, tan grande como él. Nadie en el vallenato ha tenido ni tiene semejante producción en vivo. Su carisma también es impresionante.

Eso tiene una connotación y un impacto gigantesco en la industria musical colombiana. Son cientos de personas que literalmente se quedarán sin trabajo: productores, músicos, representantes, communitys managers, jefes de prensa, asesores, luminotécnicos, ingenieros de sonido en vivo, asistentes, choferes, utileros, guardias de seguridad, acomodadores, taquilleros, vendedores, diseñadores de todo tipo, ingenieros de grabación, etc. y cien etc. Cada uno tendrá un golpe directo.

Habrá también un impacto secundario a muchos que prestan servicios a estas personas. No me olvido de los empresarios ni de su casa discográfica, inclusive compositores a los que les cambió la vida sustancialmente al grabarles Silvestre.

¿Alguien ha pensado en las familias que recibirán el impacto directo? Sus compromisos, sus sueños, sus deudas, sus ilusiones; van a quedar literalmente en la calle. Creo que muy pocos pensamos en el futuro de toda esta gente. Estoy muy conmovido por ellos.

Respeto la decisión de Silvestre Dangond, es un ser humano, con sentimientos, emociones, errores, virtudes, defectos, bondades, alegrías, sufrimientos como cualquier mortal. Tal vez el agotamiento, el cansancio, la presión, el estrés, la vorágine de una carrera exitosa e imparable que parece que el límite es no tener límites lo llevó a tomar esa decisión tan drástica. Es posible también que quiera explorar otros caminos, otro destino.

Lo comprendo. Yo también hice parte de una banda musical en un momento muy exitoso y a veces solo quería quedarme quieto, dormir y dormir. Eran tantos taxis, aviones, buses, aeropuertos, hoteles, ciudades, pueblos a los que a veces les trocaba los nombres, gente que conocía en una parte y al siguiente día ya no recordaba sus nombres, casi nunca sabía el día de la semana. A veces me despertaba sobresaltado en algún lugar convencido que era otro, lejos de mi casa, de mi cama, de mi silla, de mi pocillo de café, de mi familia. Me volví un nómada, un trotamundos que al final no sabe cual es el final y que realmente como lo dijo Julio Iglesias en «Me olvidé de vivir», me estaba olvidando de vivir.

Creo que muchos colombianos hemos sido injustos con Silvestre. No hemos sido agradecidos de su labor, de su obra, de su trabajo profesional, impecable, lo digo porque en uno de sus últimos trabajos discográficos imploró: «más bien debes de aplaudirme y dejar que mi alma cante».

No es más que la súplica de un ser humano al que le critican casi todo e implacablemente le buscan errores por todo lado, en su comportamiento personal hasta de manera ridícula se ha atrevido a cuestionarle su virilidad, además en su música, que no canta vallenato, que fusiona cosas raras, lo cual es un despropósito, porque Silvestre te puede gustar o no, pero su música está muy bien hecha, no tiene objeción desde el punto de vista profesional porque sus discos son impecables. La parte positiva es que hay millones y millones que lo aman y superan por mucho, pero mucho, a sus detractores.

¡Basta ya! ¡Dejemos a Silvestre en paz!

Confieso que no soy ‘Silvestrista’, estoy matriculado como seguidor acérrimo de Diomedes Díaz, de Adaníes Díaz y de Rafael Orozco, pero respeto mucho lo que hace Silvestre Dangond. Lo valoro, lo admiro, lo felicito. Lo he visto de cerca en concierto, lo he detallado, su afinación, su interpretación, su inteligencia, su entrega, su profesionalismo, su magnetismo, sus músicos, sus productores, se ganó mi admiración y mi respeto. Es un excelente compositor y músico. En su debut como actor aparte del gran éxito que ha tenido, ha dejado las mejores sensaciones. Definitivamente es un artista integral, talentoso de verdad. Acepto que no soy el más bondadoso al respecto, pero…

«Al César lo que es del César», dijo Dios.

Me llama mucho la atención que es tal vez uno de los pocos artistas que a pesar de su éxito descomunal continúe con su mismo manager de siempre, el laborioso Carlos Bloom, eso me muestra un rasgo muy importante de su personalidad, ese no es un tema menor.

Algún día la historia le dará el lugar que se merece porque es más alto que el sitial donde está en este momento. Con todo respeto por los demás intérpretes vallenatos del momento: ¿Quién se le acerca?

¿En producción en escena? ¿En proyección internacional?

Cuando las hijas de uno, que son de la nueva generación, y la esposa de uno, que es de la anterior, en un viaje en nuestro carro me hacen repetir la canción «Recomenzar» de un compositor como Rafa Manjarrez, que es un juglar de mi época, entonces se concluye que el cantor ha logrado compenetrarse con un público de diversas generaciones. Eso es encomiable, así se escribe la historia…

Silvestre llena escenarios gigantescos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica no solo con público colombiano o latino. Sus giras por otros países demuestran el respeto que se ha ganado a pulso, sus colaboraciones musicales son con artistas top en el mundo. Sus colegas lo admiran y lo respetan.

Sus conciertos siempre están SOLD OUT.

Solo le pido a Dios Padre que lo ilumine, le de sabiduría en sus próximas decisiones y que no se le olvide que él trajo un don divino: CANTAR.

Queramos a Silvestre, como decía Diomedes, «Al amigo hay que quererlo, que cuidarlo y protegerlo»

JESÚS VIDES

Deja un comentario